Son una plaga en el mundo actual. Y aunque no lleven escudo ni lanza, atemorizan y hacen tropezar en sus caminos a demasiadas personas. Temor, desaliento, soledad, preocupación, culpa, tentación, enojo, resentimiento...
Estos gigantes se levantan en todas las culturas para intimidar a los hombres y mujeres, con el fin de mantenerlos bajo esclavitud.
Pero Dios ha provisto armas espirituales para que su pueblo se levante y los derrote.
¡Viva en victoria para siempre!
El Señor tu Dios avanzará al frente de ti, y que los destruirá como un fuego consumidor y los someterá a tu poder. Tú los expulsarás y los aniquilarás en seguida, tal como el Señor te lo ha prometido. –Deuteronomio 9:3.
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