Este es un mundo caido donde se lastima y se explota a la gente. Los niños sufren abusos. Los matrimonios se disuelven. Nos afligen toda clase de tragedias, y no solo a nosotros, sino tambien a nuestros seres queridos. Parece que las heridas son simplemente un hecho de la vida.
Sin embargo, en medio de nuestro sufrimiento, no estamos solos. Aún a pesar de todas nuestras lesiones emocionales, psicológicas y físicas, Dios no nos ha abandonado. Dios no se encuentra lejos ni distante. Por el contrario, gracias al ministerio de Jesús, Dios ingresa a las situaciones angustiosas para sanarnos y redimirnos.
El autor de este libro, logrando un equilibrio entre su sólida exposición bíblica y su tierno cuidado pastoral, examina las profundas implicancias de la crucifixión de Jesús para sanarnos y restaurarnos. Gracias a que Jesús experimentó abuso, vergüenza y rechazo, El comprende el dolor que experimentamos hoy día. Y la forma que El respondió al dolor y al sufrimiento nos da la esperanza de que nosotros podamos experimentar también perdón y vida nueva.
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